jueves, 13 de septiembre de 2012

Aulo Gelio y la literatura española del siglo XVI

Acaba de aparecer en la Revista de Literatura, publicada por el CSIC, mi trabajo titulado "Aulo Gelio y la literatura española del siglo XVI: Autor, texto, comentario y relectura moderna" (Revista de Literatura 147, enero-julio 2012). Se analiza en este trabajo las referencias a Aulo Gelio en los autores españoles del siglo XVI, en particular Fray Antonio de Guevara, Pedro Mejía, y Cristóbal de Villalón. Asimismo, se recurre puntualmente a importantes comentarios sobre Gelio y la miscelánea que encontramos en Michel de Montaigne y Luis Vives. Se revisan los datos a la luz de las referencias al autor antiguo como tal, el interés temático de sus citas, los comentarios críticos a la obra y su relectura moderna, miscelánea o ensayística. Este blog ofrece el comienzo del trabajo y mi propia mano es la que sostiene una preciosa edición de Gelio de comienzos del siglo XVII. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO HLGE

Los libros que componen las Noches áticas de Aulo Gelio (s. II) responden a la plasmación física de una idea dinámica de la literatura, pues suponen un conjunto variopinto de lecturas, audiciones y recuerdos organizados con aparente libertad dentro de una miscelánea. Su fama posterior, su difusión en otras obras, a manera de citas, comentarios o relecturas, presenta la misma naturaleza que dio lugar a la obra en sí. De esta forma, los libros de Gelio serían tanto el fruto de una variada escritura, la del propio autor, como de una lectura intensa y rica por parte de otros autores posteriores. Cabe preguntarse, sin embargo, cómo pudo ser ese proceso de lectura en España durante la Edad Moderna, ya que las Noches áticas no se traducen al castellano hasta finales del siglo XIX, concretamente en 1893, momento en que se abre una nueva página de las lecturas de Gelio en castellano, como hemos tenido ocasión de estudiar en otro lugar (García Jurado 2008, p. 58). Sin embargo, su aparición en la literatura española, si bien discreta, en comparación con otros grandes autores de la Antigüedad, es constante, y da prueba de que hay un conocimiento de la obra por parte de autores como Fray Antonio de Guevara o Pedro Mejía, que contribuyen, asimismo, a su difusión indirecta. Así pues, el carácter misceláneo de la obra de Gelio, su naturaleza de obra abierta, de recopilación de escritos varios, también se deja ver en la propia recepción moderna. Es un libro destinado a personas eruditas, de ahí la no necesidad de una traducción hasta pasados muchos siglos. Cabe preguntarse si el estudio de la huella de sus lecturas en la literatura española nos permitiría llevar a cabo una antología (“antología inminente”, como diría Alfonso Reyes) de una parte significativa de las historias y noticias que aparecen en la obra latina. Si esto fuera posible, cabría hablar, por tanto, de una forma de traducción implícita de la obra, que unos leen y narran para que otros la conozcan a través de sus lecturas. Puede darse, asimismo, el fenómeno de que un autor que cite a Gelio no lo haya leído directamente, sino a través de otros autores. Este es uno de los resortes esenciales del funcionamiento de la antología. FRANCISCO GARCÍA JURADO