viernes, 5 de junio de 2009

EL ESTUDIO Y LA CALMA

Madame de Staël intenta publicar un atípico libro en la Francia imperial de 1810. Me refiero a su obra De l'Allemagne, llena de admiración hacia una cultura (que no un país unificado todavía) que no mantenía buenas relaciones con el invasor galo. Napoleón, como no podía ser menos, prohibió el libro, que sí pudo ser publicado en Inglaterra ya en el año 1813. Tras la primera gran derrota de Napoleón, en 1914, el libro se difundió con gran éxito en la misma Francia. En enero de 1815 firma F. Schoell su Historie Abrégée de la Litérature Romaine, precisamente antes de que Napoleón vuelva al poder por unos meses y termine de ser derrotado en Waterloo. El libro de Madame de Staël era un libro famosísimo entonces, y suponía una elección dedicida por el Romanticismo que todavía en aquel entonces tenía una adscripción nacional alemana. No tardé en comprobar, nada más adentrarme en las páginas de esta historia de la literatura romana de Schoell, que los ecos de la lectura de la obra de Madame de Staël eran más que evidentes. Schoell declara su admiración y preferencia por los estudiosos alemanes y lamenta las desgracias sufridas por Francia poco antes. Poder establecer esta relación supone un tiempo de tranquilidad, una mañana de estudio donde la cabeza todavía no se haya llenado de problemas. Estos son los momentos que más aprecio de mi trabajo, junto con las clases, y reclamo algo que parece que se está olvidando. Constantemente se nos reclama la necesidad de dedicarnos a actividades "útiles", necesarias para la ¿buena? administración de nuestras instituciones universitarias. Ya he dicho en otro momento cómo se nos está lastrando con demasiada actividad burocrática, con mucha legislación pasajera, y cómo cada vez queda menos tiempo para la tranquilidad del trabajo. Es posible que pueda ser capaz de establecer esta relación entre Staël y Schoell tras una mañana de agobios y rutinas fatuas, pero ya no es lo mismo. Nos estamos equivocando, al menos en España (y no sólo), complicando en exceso las cosas y haciendo de lo que no dejan de ser meros trámites verdaderos fines.

Francisco García Jurado
H.L.G.E.

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